Un compañero de la facultad estaba saliendo con una chica. Durante los tres primeros meses todo parecía funcionar, hasta que ella, poco a poco, empezó a mostrarse más fría.
Él se estaba empezando a enamorar y el cambio de actitud le despertó cierta curiosidad, pero como todo venía bien, fue suficiente un “te pasa algo? Estás bien?”, para quedarse traquilo. Él afirma que no había pasado nada fuera de lo normal, pero todos sabíamos que faltaba algo en esa historia.
Unas semanas después, mi compañero recibe un mail de uno de sus amigos. El mail era claro y conciso, le contaba que habían visto a su pseudo novia, el sábado a la noche a los besos con un chico en el medio de un bar de Palermo.
En cuanto lee esas palabras, llama a dos de sus amigos. “Che, los paso a buscar con el auto que necesito que me acompañen a hacer algo.”
Se sube al auto y llama a la susodicha:
“Ani, cómo andás?”
“Todo bien y vos?”
“ Todo barbaro. Qué andás haciendo?”
“ Estoy acá en Freddo de juramento con las chicas”
“ Ay, mirá que casualidad, estoy a dos cuadras de ahí… querés salir dos segundos a saludarme?”
“ … Bueno dale.”
Los amigos estacionan en la puerta de Freddo, mi compañero se baja del auto y se acerca a esta tal Ani, la saluda, la mira fijo, saca dos huevos de sus bolsillos y sin pensarlo se los parte en la cabeza con toda la bronca del mundo y se sube corriendo al auto.
Cuentan los amigos que la imagen de Ani fue impagable: “Se quedó dura en la puerta de la heladería, sin entender que acababa de pasar, viendo como nos íbamos en el auto, mientras las amigas se cagaban de risa del otro lado del vidrio.”
Esa historia me parece simplemente brillante.
Él se estaba empezando a enamorar y el cambio de actitud le despertó cierta curiosidad, pero como todo venía bien, fue suficiente un “te pasa algo? Estás bien?”, para quedarse traquilo. Él afirma que no había pasado nada fuera de lo normal, pero todos sabíamos que faltaba algo en esa historia.
Unas semanas después, mi compañero recibe un mail de uno de sus amigos. El mail era claro y conciso, le contaba que habían visto a su pseudo novia, el sábado a la noche a los besos con un chico en el medio de un bar de Palermo.
En cuanto lee esas palabras, llama a dos de sus amigos. “Che, los paso a buscar con el auto que necesito que me acompañen a hacer algo.”
Se sube al auto y llama a la susodicha:
“Ani, cómo andás?”
“Todo bien y vos?”
“ Todo barbaro. Qué andás haciendo?”
“ Estoy acá en Freddo de juramento con las chicas”
“ Ay, mirá que casualidad, estoy a dos cuadras de ahí… querés salir dos segundos a saludarme?”
“ … Bueno dale.”
Los amigos estacionan en la puerta de Freddo, mi compañero se baja del auto y se acerca a esta tal Ani, la saluda, la mira fijo, saca dos huevos de sus bolsillos y sin pensarlo se los parte en la cabeza con toda la bronca del mundo y se sube corriendo al auto.
Cuentan los amigos que la imagen de Ani fue impagable: “Se quedó dura en la puerta de la heladería, sin entender que acababa de pasar, viendo como nos íbamos en el auto, mientras las amigas se cagaban de risa del otro lado del vidrio.”
Esa historia me parece simplemente brillante.
Mas que merecido se lo tenia!
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