lunes, 23 de enero de 2012

AHORA ENTIENDO…


Mi mejor amigo se ve con una chica hace cuatro años. Ella pasó a ser su plan “D”. Cuando su chica del momento no puede, y la que conoció ese finde se fue de viaje, y esa que solo le acepta las invitaciones de vez en cuando pero le encanta, decide hacerse la histérica y le dice que no, él la llama, y ella siempre le dice que si sin dudar.

Antes de conocerla juraba que ellos dos iban a terminar juntos. Ella lo ama profundamente y aguanta todo eso porque debe sentir que, tarde o temprano, va a llegar el momento del “nosotros”. Y eso me genera ternura.

Cuando yo le decía mi opinión el gordo alegaba que a esa chica le faltaba algo. Que nunca se iba a enamorar porque le parecía el ser más aburrido del planeta, pero la seguía llamando porque siempre estaba disponible y porque, hasta el día de hoy, tienen buena cama.

Siempre me hizo ruido esa historia. Tenía una especie de ganas de que él me probara que un hombre se puede enamorar de la mina que lo quiere y lo banca, y no terminar con la que lo hace sufrir.

Pero esta vez mis percepciones estaban completamente erradas.

Hace dos semanas me llega su solicitud de amistad en Facebook. Nunca nos vimos, por eso me pareció más que raro y en seguida le pregunté al gordo qué quería que hiciera. Él en seguida respondió que la aceptara pero que no le gustaba nada lo que estaba haciendo.

Claro, me la minita debía estar deprimida el viernes a la noche, comiendo helado, pensando en el gordo y mirando sus fotos en Facebook y, después de ver que soy la única mina estable en su vida, empezó a estokearme. Me dio más pena que otra cosa.

El viernes estábamos en la pileta del gordo con un amigo, mientras esperábamos a la minita del momento del amigo. Suena el timbre, era la minita acompañada de la stalker. Su cara de susto, incomodidad y vergüenza por encontrarme ahí me pudieron y decidí romper el hielo haciendo un chiste: “Gordo, te presento a mi nueva mejor amiga, Gigi” y la saludo con un abrazo y le guiño el ojo tratando de que se relaje. Después de todo, yo creía que se iba a terminar casando con mi mejor amigo, y tengo la convicción de que si no me llevo bien con su mujer, nos van a cortar relación, y me niego.
La mina se ríe y se descontractura un poco. Misión cumplida.

Voy a la cocina para traer unos licuados con un budín de chocolate, nos sentamos en la mesa y empezamos a charlar.
  • La minita no comía, porque le daba vergüenza. Me dieron ganas de decirle que no sea tonta, que no necesita fingir.
  • Masticaba chicle de una forma super molesta, y se notaba que estaba haciendo un esfuerzo para no tentarse con lo que había en la mesa, por eso no insistí.
  • Yo trataba de sacar tema, pero es como que no lograba hacerla arrancar. No se si era por miedo, o porque realmente es un persona poco interesante. Traté de hablarle de las cosas que me enteré por Facebook que teníamos en común, pero no.
  • Empezó a hablar con la amiga, se hacían las locas y las drogonas. Me di cuenta de que ella creía que esa era la forma de enganchar al gordo, cuando en realidad él se vive quejando de que eso no le termina de cerrar.
  • La amiga empezó a hacer comentarios del estilo: “Ay ustedes ya son como marido y mujer”. Yo le veía la cara a mi amigo como diciendo: NOOOT! Mientras ella sonreía, disfrutando y creyéndose los comentarios.
Y de repente entendí lo que me decía mi amigo. No soy una mina fácil de aburrir, pero juro que esa tarde no paré de mirar el reloj, queriendo que se hicieran las 8 para irme y no volver. Ahora lo entiendo. Ella realmente parece una persona aburrida, aunque dudo que lo sea, pero todos sus esfuerzos por aparentar ser una mina copada crean el efecto contrario. Está tan regalada que se desvaloriza sola, no se quiere nada y eso me dejó pensando.

A veces estamos tan ciegos que creemos que para gustar necesitamos actuar y aparentar que somos alguien que no tiene nada que ver con nosotros. Pero cómo pueden sostener esa actuación en el tiempo? Además de ser completamente agotador, debe ser frustrante. Siente algo, piensa un plan de acción, lo calcula, cree actuar de una manera copada pero no le sale, y termina consiguiendo el resultado exactamente opuesto del que quiere conseguir.

Me pregunto qué pasaría si ella dejara de hacer un esfuerzo sobrenatural para gustar y fuera un poco más genuina. Funcionaría la relación?

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