# 3) Mi hermana está de novia hace cuatro años y hace dos que convive con su novio. El otro día me contó que cuando su novio siente olor a cera depilatoria se emociona al instante, porque sabe que le toca… Para él, ese olor es afrodisíaco, representa su día de suerte, el día en que si o si va a tener sexo. Que loco, seguro que cada vez que pasa por una depiladora y siente ese aroma tan particular, se calienta.
# 2) Mi prima, cuando era chica, se portaba tan pero tan mal que probaron todos los castigos posibles para encausarla.
Cuando era bebe lloraba 24/7 y mis tíos no sabían qué más hacer, cuentan que durante un mes no paró de gritar ni un minuto. Ellos no podían dormir, no podían descansar y no lograban saber qué era lo que le faltaba. Una tarde estaban tan aturdidos que la dejaron en el patio durante una hora para tener un poco de silencio.
Ella era así. Una reventada de nacimiento.
Cuando creció se mantuvo firme en su postura. Se escapaba de la casa, mentía, volvía borracha a los 13 años, hasta llegó a gritarle a la directora del colegio: “anda a mirarte al espejo gorda puta!” Si, una verdadera piecita.
El otro día, en su cumpleaños, mis tíos empezaron a compartir con nosotros todo lo que tuvieron que probar para tratar de educarla.
Sin duda, el castigo que se robó todo nuestro asombro fue… taran taran… que le saquen la puerta del cuarto.
Si señores. El peor castigo de la historia. Nada de prohibirte salir, sacarte el teléfono o encerrarte en tu cuarto en penitencia. Eso no era suficiente. Por eso acudieron, en última instancia, a sacarle la puerta del cuarto. Pueden imaginarse lo traumático que puede llegar a ser para una adolescente no tener puerta en su cuarto?! No tener ni un segundo de privacidad?
# 1) Nosotros éramos chicos y, una tarde, mis viejos nos trajeron varias muestras para que los ayudáramos a elegir el motivo y el diseño de sus tarjetas personales, para entregarle a los clientes potenciales en el laburo.
En ese momento mi hermano estaba en el secundario y yo en el primario.
A mi hermano parece que le gustó la idea, y algunas noches después nos presentó su tarjeta personal, que decía: Nicolás, estudiante secundario, y el número de casa. Que papanatas por dios.
Y para no quedarme afuera de todo este asunto, yo habré hecho un caprichito tal, que logré que me hicieran tarjetas personales a mi también… pero yo estaba en primario! A quién le podía interesar mi tarjeta? Si las únicas personas que conocía eran mis viejos, mis hermanos y los 15 compañeritos de clase que tenía.
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