Una de mis amigas estaba contando las aventuras de su reciente y muy nueva soltería, cuando las demás nos empezamos a perder en el mar de hombres que tiene hoy en día en su vida.
ALGUNA DE NOSOTRAS: ay, me perdí, ese es Tomás?
ELLA: ehhhhh... para para para, todavía ninguno merece ser llamado por su nombre. No personifiquemos, OBJETIFIQUEMOS! ese es el de las muletas. Ahora sí, sigo...
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