Me siento frente a la computadora, escribo, borro. Escribo otra vez, pero borro. Me levanto, busco un vaso de agua, trato de empezar por esa frase que se me había ocurrido antes de irme a dormir, y me quedo mirándola por una hora. No sale nada.
SMS de martes a la noche: "devolveme las ideas! Cuando estaba enamorada de vos era mas creativa."
Él me dijo que era verdad, que cuando estaba enganchada con él o con otros, las ideas salían solas. Que me tengo que volver a enamorar, o encontrar inspiración en otras cosas. Pero yo no quiero nada de eso, sólo quiero volver a escribir.
Al otro día me quedé pensando. En realidad no era creativa porque estaba enamorada. Lo que verdaderamente me guiaba en el camino de las ideas era el desamor, el sentimiento no correspondido, la distancia y las barreras que se presentaban. Era la tristeza y la angustia, las inseguridades, los miedos, los encuentros inesperados y las mil despedidas, la neurosis y por supuesto, las incalculables histerias.
He leído tu blog por las últimas tres a cuatro horas. Empecé con una novia que acababa de terminarme anoche, que me llamó para discutir de dinero a prestarme, que le insistí en volver, que pensé que no estaba segura el porqué, que el préstamo me confundía tanto como la necesidad de probarle que es merecedora de amor y compromiso, que regresó conmigo en la última hora, que me dio terror cuando lo hizo, que justo ahora me di cuenta que esto no está bien, que yo también necesito un amor verdadero. Ya sabes, no sólo uno que reciba como inmenso sino que me trastoque igual y lo de igual, osea que no es lo que siento. Y, puede que sea tonto, pero me ha acompañado tu blog con risas y patadas optimistas en el proceso. Voy a llamarle ahora y darle este golpe que yo tanto le dije que me dolía recibir, osea una pendejada todo, pero totalmente necesaria para las dos. Gracias.
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