Hay un tipo de personas muy particular. Los egofreaks.
En apariencia son como el resto de nosotros, pero se los puede reconocer facilmente. Tiene una característica que los define, el YO magnificado a la décima potencia. Me refiero a aquellas personas que dicen yo, me, mi, más de 20 veces por minuto.
Los puedo clasificar en 4 subespecies.
Los primeros se la pasan hablando de cuanto dinero gastaron, gastan y van a gastar. Te relatan de una manera excesivamente elocuente, como si fuera un partido de fútbol, todos los movimientos bancarios que hicieron el la semana. Te hacen listas, enumeran y clasifican todo lo que ellos hacen, quieren y van a tener próximamente.
Otros, en cambio, adoran ser el centro de atención en cenas o reuniones. Son fáciles de ver ya que generalmente están en el centro de una ronda hablando (claramente de ellos), y tiene alrededor cuatro o cinco personas que asienten con la cabeza sin poder meter bocado alguno, y cada tanto se aburren, produciendo un recambio.
El tercer tipo son los más difíciles de identificar. Al principio parecen comprensivos y son personas que les encanta escuchar. Pero en realidad, de alguna forma u otra terminás siempre hablando de ellos sin darte cuenta. Vos empezás contando alguna historia o algo que te pasó y ellos después de asentir y escucharte atentamente comienzan la siguiente frase diciendo:
“claro, porque yo”
“claro, porque cuando a mi me paso esto”
O frases similares.
La última subespecie está compuesta por los que egofrikean emocionalmente. Uno de los integrantes escribiría un mensaje, tratando de conquistar a una chica, muy parecido al siguiente:
“Ella no me pudo dar lo que YO necesito. YO quiero ser feliz, encontrar a una persona compañera. YO soy muy cariñoso. La realidad es que YO me siento preparado para compartir MI vida con otra persona, tengo ganas de que ME encuentren. Hoy en día estoy solo y estoy bien, pero ME gustaría tener a alguien con quien salir y divertirME, quiero conocer a alguien que ME muestre otro tipo de relación.” (Cualquier similitud a la realidad es pura coincidencia).
Analicemos este mensaje. Primero de todo, en ningún momento le hizo alusión a nada que a ella se le parezca. “Yo quiero a alguien ya, no importa quién sea”, como si le diera igual quién fuera la otra persona, quitándole cualquier tipo de importancia a lo que el otro quiere o tiene para dar. Hello, prestáme atención, escuchame cuando hablo y no me interrumpas s'il vous plaît! Segundo, se la pasó hablando de él sin preguntarle absolutamente nada. Me parece que hubiera funcionado mejor decirle que le gusta ella, su sonrisa, que tiene ganas de conocerla, salir y ver si tienen algo en común. Está tratando de convencerla de que él es la mejor opción, como si se estuviera vendiendo. Tengo que reconocer que él tiene las cosas muy claras, y eso es un privilegio. Pero es importante ver si eso que uno tiene tan definido coincide con lo que quiere la otra persona. No?
Queridos egofreaks, son una especie necesaria y hasta podría decir divertida. Forman parte del mundo y los queremos como son. Nos salvan de silencios incómodos y nos ilustran con sus histerias de vidas.
En apariencia son como el resto de nosotros, pero se los puede reconocer facilmente. Tiene una característica que los define, el YO magnificado a la décima potencia. Me refiero a aquellas personas que dicen yo, me, mi, más de 20 veces por minuto.
Los puedo clasificar en 4 subespecies.
Los primeros se la pasan hablando de cuanto dinero gastaron, gastan y van a gastar. Te relatan de una manera excesivamente elocuente, como si fuera un partido de fútbol, todos los movimientos bancarios que hicieron el la semana. Te hacen listas, enumeran y clasifican todo lo que ellos hacen, quieren y van a tener próximamente.
Otros, en cambio, adoran ser el centro de atención en cenas o reuniones. Son fáciles de ver ya que generalmente están en el centro de una ronda hablando (claramente de ellos), y tiene alrededor cuatro o cinco personas que asienten con la cabeza sin poder meter bocado alguno, y cada tanto se aburren, produciendo un recambio.
El tercer tipo son los más difíciles de identificar. Al principio parecen comprensivos y son personas que les encanta escuchar. Pero en realidad, de alguna forma u otra terminás siempre hablando de ellos sin darte cuenta. Vos empezás contando alguna historia o algo que te pasó y ellos después de asentir y escucharte atentamente comienzan la siguiente frase diciendo:
“claro, porque yo”
“claro, porque cuando a mi me paso esto”
O frases similares.
La última subespecie está compuesta por los que egofrikean emocionalmente. Uno de los integrantes escribiría un mensaje, tratando de conquistar a una chica, muy parecido al siguiente:
“Ella no me pudo dar lo que YO necesito. YO quiero ser feliz, encontrar a una persona compañera. YO soy muy cariñoso. La realidad es que YO me siento preparado para compartir MI vida con otra persona, tengo ganas de que ME encuentren. Hoy en día estoy solo y estoy bien, pero ME gustaría tener a alguien con quien salir y divertirME, quiero conocer a alguien que ME muestre otro tipo de relación.” (Cualquier similitud a la realidad es pura coincidencia).
Analicemos este mensaje. Primero de todo, en ningún momento le hizo alusión a nada que a ella se le parezca. “Yo quiero a alguien ya, no importa quién sea”, como si le diera igual quién fuera la otra persona, quitándole cualquier tipo de importancia a lo que el otro quiere o tiene para dar. Hello, prestáme atención, escuchame cuando hablo y no me interrumpas s'il vous plaît! Segundo, se la pasó hablando de él sin preguntarle absolutamente nada. Me parece que hubiera funcionado mejor decirle que le gusta ella, su sonrisa, que tiene ganas de conocerla, salir y ver si tienen algo en común. Está tratando de convencerla de que él es la mejor opción, como si se estuviera vendiendo. Tengo que reconocer que él tiene las cosas muy claras, y eso es un privilegio. Pero es importante ver si eso que uno tiene tan definido coincide con lo que quiere la otra persona. No?
Queridos egofreaks, son una especie necesaria y hasta podría decir divertida. Forman parte del mundo y los queremos como son. Nos salvan de silencios incómodos y nos ilustran con sus histerias de vidas.
Pero sepan entender que a nosotros, el resto de los humanos, nos interesan muy poco las cosas que se quieren comprar. En las reuniones o cenas nos encanta escuchar sus historias, pero generalmente las charlas se basan en un ida y vuelta. Nos interesan sus experiencias, pero de vez en cuando, si les contamos algo es porque necesitamos un consejo o un oído amigo que nos escuche, no queremos hablar de ustedes constante y exclusivamente. Si nos quieren conquistar, es básico el hecho de que nos presten atención, que miren a quién tienen adelante y le den la importancia que se merece. Quiéranse tranquilos, pero en lo posible, dejen algún espacio para nosotros, pobres mortales, que merodeamos a su alrededor.
En algún punto me pregunto cuánta verdad hay en esos egos. Si realmente se aman y se autoadoran, si quieren tapar actitudes o vacíos con cuentos y accesorios llamativos o si es simplemente, miedo de mostrarse como verdaderamente son.
Brilliant.
ResponderEliminarExcelente ! me encanta cuando escribis asi ! tenes realmente pasta de escritora, no desperdicies ese talento en boludeces como trabajos repetitivos, universidades, parciales, relaciones estables ni fiestas de fin de año. Vola escribi, soña ! sos magnifica.
ResponderEliminarX siempre tuyo
Gracias anónimo.
ResponderEliminarGracias Felipe :) No es lo mismo sin tus comentarios.
Siempre tuya, M.
No les alcanza con ser protagonistas de sus historias, quieren ser protagonistas de la mia, de la tuya y la de todo el mundo.
ResponderEliminarupsss me sentí identificado con el tercer grupo! jaja pero juro que lo hago a modo ejemplificativo, no por egocentrico. o si, no se!
ResponderEliminarcoincido con felipe, pero me divierte que, a parte de escribir textos como este (que me encanto) escribas sobre otros temas.
esta de mas decir que te leo, te sigo.
PS: que los anonimos pongan nombre, asi los empezamos a conocer!