viernes, 1 de julio de 2011

DEAL BREAKERS


Estaba leyendo éste blog y me quedé pensando en lo que decía Alfie…

“In every doomed relationship, there comes what I like to call "The uh-oh moment". When a certain little something happens, and you know you've just witnessed the beginning of the end. And suddenly you stop and you think, "Uh-oh, iceberg ahead".

Metáfora de vida agrega: “Esto mismo dice Alfie (Jude Law) cuando Nikki (Sienna Miller) torpemente y algo pasada de alcohol, rompe su copa al brindar con él, continuando con una risa escandalosa después del hecho. Ese momento, tal cual como nos pasa muchas veces a todos, es uno de los puntos de quiebre en cualquier relación interpersonal (y análogamente, con muchas de las situaciones que lidiamos cotidianamente). Casi todas las relaciones que acaban tienen un “uh-oh moment” tarde o temprano, donde te cae la ficha de que eso jamás podría funcionar.”

Es curioso ponerse a pensar, una vez terminada la relación, cuáles fueron esos “uh-oh moments”, esos puntos de quiebre, esos “deal breakers”.

Estaba saliendo con un compañero de la facultad y después de estar estudiando juntos todo el día, lo único que quería era irme a dormir a casa. Cuando salimos del parcial me dice: “cómo que nos vemos mañana? Tengo ganas de estar con vos coshita linda… si no, no te veo nunca.” Ese fue el momento en el que las cosas dejaron de funcionar para nosotros. Me di perfectamente cuenta de que él no era para mí. A partir de ahí caímos en picada.

Cuando estaba por rendir las últimas materias de la carrera conocí a un chico con el que salí cinco o seis veces. Él estaba de vacaciones, sin ninguna actividad, mientras yo estaba estudiando 24/7 para recibirme. Después de la quinta salida algo cambió. Yo estaba estudiando todo el día, mayormente con una compañera de estudio, y el masculino me llamaba cinco o seis veces por día, y le encantaba charlar de banalidades y colgarse por 40 minutos al teléfono, cosa que yo no podía hacer. Llegó un punto que lo empecé a sentir como una invasión a mi espacio personal, que no me estaba entendiendo o no me estaba respetando. Traté de explicarle que si me llamaba en el medio de mi estudio, no solo era un poco molesto para mí, sino también para mi amiga. Que si no lo atendía, que no se preocupara, que cuando tuviera un recreo yo me iba a comunicar con él. De nuevo, no entendió. Ese mes mi celular estuvo on fire, 17 llamadas perdidas por día y reclamos cada vez que yo me podía comunicar.

Hacía dos semanas que salía con un alguien 10 años más grande y, todavía sin sexo, decide invitarme a conocer a los amigos. Estuve todo el día dudando, porque me parecía completamente prematuro, pero mis amigas lograron persuadirme y me terminaron convenciendo: “dejá de auto boicotearte todas las relaciones y andá” me dijeron. El cumpleaños era una reunión entre amigos del colegio, en la casa de uno de ellos. Resulta que el susodicho me trató como si fuera su novia de toda la vida, me dejó sola hablando con sus amigos toda la noche y terminó bailando, desagradablemente borracho a las 6 de la mañana con dos minas, mientras yo miraba el reloj cada dos minutos, rezando que los dueños de la casa nos inviten a irnos. Y así fue, fuimos los últimos en salir. Cuando llegamos a la puerta de casa, un tanto incómoda le digo: “Bueno, llamáme mañana cuando te despiertes”.
Y él empezó a balbucear y a tratar de pelearme: “Bueno, si a voz no te gustan mis amigos yo no puedo hacer nada, ellos zon mis amigos y yo vengo con ellos”.
A lo que yo respondo: “estás bastante borracho, porqué no hablamos mañana mejor, más tranquilos”.
Pero él insiste: “Ya te dije que zon mis amigos y zi no te gustan es lo que hay, no los voy a cambiar por nada del mundo. Si no te divierten no puedo hazer nada.”
No encontré otra opción que aclararle: “La verdad que tus amigos no son el problema, es más, me cayeron genial. Con el que no la pase bien es con vos. Pero insisto, porqué no hablamos mañana.”
Esas fueron mis últimas palabras, que estuvieron seguidas por intentos de gritos y discusión durante media hora. Mientras subía el ascensor me dije a mi misma:
“No quiero estar acá, no quiero discutir a las dos semanas de conocer a alguien, cuando todavía ni siquiera tuvimos sexo! Me niego a estar en este lugar”.

Esos momentos son consecuencias de miles de situaciones, de incomodidades y desacuerdos, que se traducen en puntos de quiebre, pequeños detalles que te modifican, que te definen y te ayudan a entender que con esa persona no va. Creo que esos momentos, generalmente, no tienen vuelta atrás.

3 comentarios:

  1. La vida misma. Quién no haya tenido de esos momentos, no vivió en lo absoluto.

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  2. es como una verguencita ajena/propia que te invade y es el momento definitorio. NO se vuelve de él, salvo casos excepcionales

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  3. uuuuyyyy se perfectamente de lo que estás hablando!!! genial la película y lo que escribiste.

    mi último deal breaker: ella se quedó a dormir en casa. nos depertamos la mañana siguiente y en ningún momento amagó a irse. se hicieron las 7 de la tarde y ella seguia acá, ni se había molestado en preguntar si yo tenía algo que hacer. le dije que tenía que cenar con mis viejos. pero después me quedé pensando: si ella hubiera amagado para irse, quizás le decía que se quedara. pero de esa forma me sentí muy invadido.

    como vos decís... ese fue el principio del final.

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