AS SIMPLE AS IT IS

Ayer un chico me dijo lo siguiente: “como me gustás mucho y tengo ganas de acercarte, me alejé.”

Es curioso pensar como creemos que haciendo todo al revés de lo que queremos vamos a obtener los resultados que esperamos. Quizá soy yo la rara, y eso es la megatáctica de chamuyo que nunca falla, pero conmigo no funciona.

A mi me gusta el punto medio, alguien que me llame una vez, me haga reír, me invite a salir y me haga pasar lindos momentos. Ni el que llama todo el tiempo, ni el que no llama nunca. Ni el que chatea por sms, ni el que no te responde los mensajes. Los extremos me la bajan.

Si te alejás, probablemente me aleje. Si me tratás mal, seguramente me ofenda. Si me mentís, seguramente me enoje. Si me hacés reír, seguramente voy a querer volver a verte.

Es por eso que me cuesta muchísimo entender a los hombres. Ellos esperan que yo actúe incoherentemente? Quiere que los haga esperar cuando tengo ganas de estar con ellos? Quieren que me haga desear y les diga que no cuando en realidad los quiero ver?

Es como cuando éramos chicos y tratábamos mal al que nos gustaba, o la entera dinámica del poliladron. Nosotros en quinto grado jugábamos todos y cada uno de los recreos al poliladoron, mujeres contra varones. Claramente las mujeres éramos policías y los varones ladrones. El juego consistía básicamente en perseguir constantemente a los varones hasta atraparlos a todos, y ahí se intercambiaban los roles. Claro está que nunca lo lográbamos, porque ellos corrían más rápido.
Eso en realidad es lo que quieren? Volver a quinto grado y jugar al poliladron? Buscan alguien que se les escape y ustedes tengan que cazar, o viceversa?

Por mi parte no quiero seguir escapándome, no quiero perseguirlos. Quiero poder decir que si cuando tengo ganas de decir que si, y no cuando no tengo ganas.