jueves, 27 de mayo de 2010

NUESTRA HISTORIA



Lo conocí en Inglaterra. Yo tenía 15 y él un par más. Nos fuimos a hacer un curso de inglés y nos quedábamos en un colegio pupilo que, durante las vacaciones, funcionaba como lugar para hacer estos cursos. Éramos cientos de estudiantes de todas partes del mundo. Yo, argentina. Él, español.

Coincidimos dos semanas, sin embargo no fue hasta la segunda que hablamos por primera vez. Yo ya lo había visto, ya lo había fichado, pero no fue hasta una noche los argentinos se juntaron con los españoles a ver la tele en una salita de por ahí, que le hablé.

Me hice la tonta, obvio. Hablaba con los demás pero buscaba llamar SU atención. De a poco se fueron yendo todos y, no sé cómo, él terminó apoyando su cabeza en mi falda y yo le acariciaba el pelo mientras él me acariciaba el brazo. Nadie lo notó, sólo nosotros. Me fui a dormir con una sonrisa de oreja a oreja, sabiendo que me iba a enganchar con este chico, no había forma de evitarlo.

El día siguiente nos fuimos de excursión. Nos perdimos del grupo (accidentalmente o a propósito, no sé) y pasamos un día increíble. En el colectivo de vuelta me hice la tonta (de nuevo, me sale bastante bien ;) ) y viajamos de la mano. Ahí sí que no tuve dudas, las maripositas se me multiplicaron.

Esa misma noche nos escapamos algunos argentinos y españoles al campo de fútbol a tomar malibú, y por fin me dio un beso. “Chau, me ganaste la partida flaco. Estoy hasta las manos con vos.” Esa noche casi no pude dormir!

Por una semana vivimos un amor adolescente. Y con eso me refiero a un amor sin prejuicios ni complicaciones, lleno de sonrisas, abrazos, besos y lindos momentos que todavía guardo. Muchas escapadas al campo de fútbol y unos cuantos “te quiero”. Un collar que le regalé y un anillo del señor de los anillos que le encantaba y que me dio.

El día que él se volvió a su país, lloré. Pareció una escena de una película: él me dio un beso, se subió al auto que lo iba a llevar al aeropuerto y me dejó ahí, llorando. Antes de irse me dijo que me había dejado algo en su habitación. Cuando fui, encontré su remera preferida, una remera del Che (su argentino favorito, después de Maradona y de mí, según él) y una carta que guardo hasta el día de hoy y que cada tanto releo y sonrío.

Ya pasaron 6 años y, si bien cada uno siguió con su vida, en continentes separados, somos amigos y puedo decir que él fue mi primer amor y uno de los recuerdos más lindos que tengo.

Todavía guardo su anillo, su remera del Che, su carta y un abrazo enorme que pienso darle el día que nos volvamos a ver.

2 comentarios:

  1. Me encantó !!
    Gallego pelotudo, no sabes lo que se perdió ! no vaya que luego de leer esto, este haciendo un barajas-buenos aires ! jaja

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  2. no se si alguna vez te lo dije pero.. es el chico que mas mas mas me gusta para vos!

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