lunes, 30 de agosto de 2010

FASHIONABLY LATE


Tengo calculado con exactitud el tiempo para llegar a todas partes cinco minutos tarde. Sólo cinco minutos tarde.

Me cambio, me preparo, dejo todo ordenado, y cuando estoy parada en la puerta de mi casa, esperando el ascensor, completamente preparada y con todo listo, suena el teléfono. Es mi madre.

"M, podés ir a mi cuarto y agarrar un par de medicamentos y dejarlos en portería?"
"Dale ma, pero por dónde están?"
"Ahí"
"Ahí dónde?"
"Por ahí, en el cuarto"

"M, podrías buscar un metro y medir los respaldos de las camas?"
"De todas?"
"Si, de todas."
"Y dónde encuentro un metro?"
"Ahhhhhhh no se! buscálo, tiene que estar en la cocina, en el lavadero, en mi cuarto o en el cuarto de huéspedes"

En el minuto en que sé que estoy por llegar tarde, mi mamá me llama con sus pedidos extravagantes y me pide que haga, modifique, busque, encuentre, lleve, invente, ordene, cree, mida, saque, ponga, llame, espere, y siempre pero siempre me termina retrasando.

Llego a la conclusión de que yo no soy impuntual. Mi puntualidad se ve desplazada por las excesivas demandad de mi querida madre.

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