La materia que rendí ayer es una lotería. Hay siete profesores casi inaprobables (tienen una cifras de aprobados escandalosamente escasas), una jueza que te toma durante una hora cosas súper complicadas pero te ayuda y un profesor copado que si estudiás a veces te aprueba, aunque otras tantas te larga pensando que aprobaste pero en verdad te puso 2.
Para mi esa materia era un caso especial. Yo la cursé el año pasado, quedándome todos los viernes hasta las 11:30 de la noche escuchando al profesor, tomando apuntes y hasta participando activamente en clase. Mi profesor está entre los siete inaprobables, y de ellos es el peor. Pero es difícil odiarlo porque es súper simpaticón y hasta nos divertía en clase con chistes y nos mantenía entretenidos y atentos, pero a la hora de los exámenes se convierte y es más temido que Agatha Tronchatoro (la maestra mala de Matilda).
Él fue el hdp que me hizo recursar por primera y única vez una materia en mi carrera. Me bochó después de comerme los libros y las leyes, de no dormir por días y de pasarme todos mis viernes a la noche con él tratando de prestar atención.
Este año recursé la materia con los profesores más fáciles, por supuesto, y logré terminar el cuatrimestre sin que se dieran cuenta de que era recursante.
Ayer, después de estudiarme TODO, literalmente todo lo que me podían tomar, finalmente decidí enfrentarme con mi Cuco personal y presentarme a rendir el final. Las chances de que me tomara el profesor más fácil eran muy pocas, pero estaba preparada para lo peor.
Era la mesa de examen más temida en mi carrera. Estaba la jueza, el copado y tres de los más difíciles. Doce horas después de que empieza la mesa me llama a rendir el profesor copado. Mi cara de felicidad no tenía comparación.
Empiezo a dar mi tema, tranquila pero a los cinco minutos entra Tronchatoro. Saluda a mi profesor y dice:
“Tengo que saludarlos a los dos, porque a ella también la conozco, si es que no me sigue odiando”
El profe copado: “porqué te debería odiar?”
Tronchatoro: “preguntele a ella…”
Yo (con cara de pollito mojado a punto de morirse): “Es que… es que…. Es que el año pasado me bochó y la tuve que recursar…”
El profe copado: “como que la bochó? Que hace recursándola conmigo?”
Yo nerviosísima, con la voz que me empezaba a temblequear y toda colorada: “ehh… eh… porque no me daban los horarios para volver a cursarla a la noche! Se me superponía con las demás clases.” (Obvio que no! La recursé con vos porque sos más fácil!)
Tronchatoro me mira sonriente, se sienta al lado nuestro y le empieza a tomar a otra persona.
Desde ese momento el examen cambió por completo. Se me nublaron las ideas, empecé a hablar atolondrada y nerviosa mirando de reojo a Tronchatoro porque lo único que podía pensar era: “por favor que no me pregunte nada Tronchatoro, por favor que no me pregunte nada Tronchatoro.”
En un momento el profesor me frena y dice: “alumna por favor tranquila! Ud. es muy inteligente pero su problema es que es muy ansiosa y eso desluce el examen. Va muy bien, tranquilícese y sigamos.”
Y me tranquilicé. Y seguí. Respondí todo y me saqué un hermoso 7 en el cuco de mi carrera.
Ahora si… Tronchatoro go fuck yourself!
Para mi esa materia era un caso especial. Yo la cursé el año pasado, quedándome todos los viernes hasta las 11:30 de la noche escuchando al profesor, tomando apuntes y hasta participando activamente en clase. Mi profesor está entre los siete inaprobables, y de ellos es el peor. Pero es difícil odiarlo porque es súper simpaticón y hasta nos divertía en clase con chistes y nos mantenía entretenidos y atentos, pero a la hora de los exámenes se convierte y es más temido que Agatha Tronchatoro (la maestra mala de Matilda).
Él fue el hdp que me hizo recursar por primera y única vez una materia en mi carrera. Me bochó después de comerme los libros y las leyes, de no dormir por días y de pasarme todos mis viernes a la noche con él tratando de prestar atención.
Este año recursé la materia con los profesores más fáciles, por supuesto, y logré terminar el cuatrimestre sin que se dieran cuenta de que era recursante.
Ayer, después de estudiarme TODO, literalmente todo lo que me podían tomar, finalmente decidí enfrentarme con mi Cuco personal y presentarme a rendir el final. Las chances de que me tomara el profesor más fácil eran muy pocas, pero estaba preparada para lo peor.
Era la mesa de examen más temida en mi carrera. Estaba la jueza, el copado y tres de los más difíciles. Doce horas después de que empieza la mesa me llama a rendir el profesor copado. Mi cara de felicidad no tenía comparación.
Empiezo a dar mi tema, tranquila pero a los cinco minutos entra Tronchatoro. Saluda a mi profesor y dice:
“Tengo que saludarlos a los dos, porque a ella también la conozco, si es que no me sigue odiando”
El profe copado: “porqué te debería odiar?”
Tronchatoro: “preguntele a ella…”
Yo (con cara de pollito mojado a punto de morirse): “Es que… es que…. Es que el año pasado me bochó y la tuve que recursar…”
El profe copado: “como que la bochó? Que hace recursándola conmigo?”
Yo nerviosísima, con la voz que me empezaba a temblequear y toda colorada: “ehh… eh… porque no me daban los horarios para volver a cursarla a la noche! Se me superponía con las demás clases.” (Obvio que no! La recursé con vos porque sos más fácil!)
Tronchatoro me mira sonriente, se sienta al lado nuestro y le empieza a tomar a otra persona.
Desde ese momento el examen cambió por completo. Se me nublaron las ideas, empecé a hablar atolondrada y nerviosa mirando de reojo a Tronchatoro porque lo único que podía pensar era: “por favor que no me pregunte nada Tronchatoro, por favor que no me pregunte nada Tronchatoro.”
En un momento el profesor me frena y dice: “alumna por favor tranquila! Ud. es muy inteligente pero su problema es que es muy ansiosa y eso desluce el examen. Va muy bien, tranquilícese y sigamos.”
Y me tranquilicé. Y seguí. Respondí todo y me saqué un hermoso 7 en el cuco de mi carrera.
Ahora si… Tronchatoro go fuck yourself!
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