Dos días parecen una eternidad cuando estamos esperando una respuesta o un llamado importante, pero muchas veces, 9 meses no son suficientes para animarse a pedir perdón.
En una semana te podés olvidar de algunas personas, pero otras, en cambio, se quedan enganchadas en tus pensamientos durante años.
Tres horas compartidas con alguien completamente aburrido y tedioso pueden ser insoportables, pero cuando están llenas de risas y amigos copados nunca parecen alcanzar.
Cuando estás deprimido el tiempo se frena y podemos ver como pasa todo en cámara lenta. Cuando estamos en un buen momento los días pasan y no llegamos a ser conscientes de los segundos, los minutos y las horas.
En un mes podés vivir miles de cosas, o podés quedarte mirando la tele desde la comodidad de tu cama.
Hay días en los que aprobás una materia importante, te cuentan una historia que te cambia, te recibís, te casás, empezás un nuevo trabajo, te enamorás o conocés algún lugar genial, pero otros, en cambio, pasan desapercibidos por tu vida sin que te des cuenta de que alguna vez existieron.
El tiempo no pasa de la misma manera cuando estás de viaje como cuando estás atado a la misma rutina de todos los días.
El tiempo deja de ser una medida y se convierte en un elemento completamente subjetivo.
Por eso cuando me preguntan cuánto me falta para recibirme yo respondo: “dos meses que tienen diez semanas tediosas y llenas de estudio, que a su vez tienen 70 días que parecieran tener 48 horas cada uno, tres materias y mucha ansiedad mezclada con una pizca de miedo.” Pero... quién está contando?
En una semana te podés olvidar de algunas personas, pero otras, en cambio, se quedan enganchadas en tus pensamientos durante años.
Tres horas compartidas con alguien completamente aburrido y tedioso pueden ser insoportables, pero cuando están llenas de risas y amigos copados nunca parecen alcanzar.
Cuando estás deprimido el tiempo se frena y podemos ver como pasa todo en cámara lenta. Cuando estamos en un buen momento los días pasan y no llegamos a ser conscientes de los segundos, los minutos y las horas.
En un mes podés vivir miles de cosas, o podés quedarte mirando la tele desde la comodidad de tu cama.
Hay días en los que aprobás una materia importante, te cuentan una historia que te cambia, te recibís, te casás, empezás un nuevo trabajo, te enamorás o conocés algún lugar genial, pero otros, en cambio, pasan desapercibidos por tu vida sin que te des cuenta de que alguna vez existieron.
El tiempo no pasa de la misma manera cuando estás de viaje como cuando estás atado a la misma rutina de todos los días.
El tiempo deja de ser una medida y se convierte en un elemento completamente subjetivo.
Por eso cuando me preguntan cuánto me falta para recibirme yo respondo: “dos meses que tienen diez semanas tediosas y llenas de estudio, que a su vez tienen 70 días que parecieran tener 48 horas cada uno, tres materias y mucha ansiedad mezclada con una pizca de miedo.” Pero... quién está contando?
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