Una de las cosas más difíciles de escuchar es un "no te amo".
Cuando lo asimilé me quedé muda. Durante esos segundos, no puedo precisar cuántos, estuve muerta.
Respiré y pensé: no es el fin del mundo, son sólo cosas que pasan. Esa premisa fue una especie de auto-engaño que me sirvió, en un primer momento, para mantener la calma y así poder pensar. Estamos preparados para sobrevivir enfermedades, accidentes y desastres naturales. Un "no te amo" no va a poder conmigo, es sólo cuestión de tiempo.
Tratamos de curar el ego y recuperar confianza. Olvidamos, recordamos pero eventualmente volvemos a olvidar. En el fondo sólo nos queda un poco de angustia y una sensación de vacío inexplicable. Pero tarde o temprano volvemos a la vida y nos empezamos a curar.
Poco a poco nos vamos olvidando de su perfume, de su sonrisa y de sus caricias. Extrañamos, pero controlamos los impulsos para no estorbar, porque contra esas palabras no hay lucha posible, sólo un par de lágrimas y aceptación. Tratamos de seguir adelante, algunos días con mayor éxito que otros.
Ese silencio que te mira burlón se te empieza a reír en la cara. Eso se llama indiferencia, y la indiferencia matar cualquier tipo de amor. El desinterés te saca todas las dudas, te recuerda el porqué no de cada momento feliz y te empuja para adelante.
Hasta que, sin darnos cuenta, la vida sigue y un día como todos, volvemos a empezar.
Cuando lo asimilé me quedé muda. Durante esos segundos, no puedo precisar cuántos, estuve muerta.
Respiré y pensé: no es el fin del mundo, son sólo cosas que pasan. Esa premisa fue una especie de auto-engaño que me sirvió, en un primer momento, para mantener la calma y así poder pensar. Estamos preparados para sobrevivir enfermedades, accidentes y desastres naturales. Un "no te amo" no va a poder conmigo, es sólo cuestión de tiempo.
Tratamos de curar el ego y recuperar confianza. Olvidamos, recordamos pero eventualmente volvemos a olvidar. En el fondo sólo nos queda un poco de angustia y una sensación de vacío inexplicable. Pero tarde o temprano volvemos a la vida y nos empezamos a curar.
Poco a poco nos vamos olvidando de su perfume, de su sonrisa y de sus caricias. Extrañamos, pero controlamos los impulsos para no estorbar, porque contra esas palabras no hay lucha posible, sólo un par de lágrimas y aceptación. Tratamos de seguir adelante, algunos días con mayor éxito que otros.
Ese silencio que te mira burlón se te empieza a reír en la cara. Eso se llama indiferencia, y la indiferencia matar cualquier tipo de amor. El desinterés te saca todas las dudas, te recuerda el porqué no de cada momento feliz y te empuja para adelante.
Hasta que, sin darnos cuenta, la vida sigue y un día como todos, volvemos a empezar.
tal cual.. creo que no hay mal que dure 100 años ni nadie que lo aguante.. El tiempo lo cura todo.. quizás para algunos demore más para otros menos, pero el tiempo todo lo cura..
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