Dos semanas después de ésta salida, él me pasó a buscar y fuimos a caminar por Puerto Madero.
La noche estaba divina. No hacía ni frío ni calor. Ya se podía empezar a oler el otoño en todas las calles, y esas noches me encantan. Nos sentamos en el banco de una plaza y, entre risas, empezamos a charlar.
Me contó de su trabajo, de su carrera y qué era lo que más le gustaba hacer. Me explicó detalladamente cómo se hace una publicidad, de principio a fin, y yo lo escuché durante varias horas. Pude notar desde el principio que él amaba su carrera y que su trabajo lo hacía realmente feliz. Creo que en ese momento, mientras lo escuchaba, me enamoré un poquito más de él.
Esa noche no me conformé con un par de besos. Después de cenar le dije riéndome: "yyy si vamos a un lugar en donde nos podamos sacar los zapatos?" (al mejor estilo Doritos). Hablé en su idioma, y me entendió.
Fuimos a su casa y desde esa noche, todos los temas de John Mayer empezaron a tener gustito a él.
buenisima la publicidad de doritos!
ResponderEliminarbien ahi con esa jugada! aunque el pibe ya se lo merecía!