LAS 5 MEJORES CITAS (#1)

Dos meses después de la salida #4 y todavía sin sexo, el masculino me invitó a salir.

Quedamos en que íbamos a ir al cine y a cenar. Él elegía la película. Me pasa a buscar a las 7 de la tarde, me subo a su auto, y empieza a manejar. No me dice a donde íbamos. Yo veía que estábamos alejándonos mucho, pero me divertía la incertidumbre. Cincuenta minutos después llegamos a La Plata.

Me dijo que era en el único lugar en dónde pasaban la película que quería ver. Nos bajamos del auto, y como él necesitaba un baño urgente, nos metimos en una casa enorme en donde parecía no haber nadie. La curiosidad pudo con nosotros e inspeccionamos un poco. Había un salón de baile antiguo, nos abrazamos en el medio y nos dimos besos.

Después de caminar un rato, encontramos un restaurant chiquitito, del que no logro acordarme el nombre. Cenamos, tomamos vino y nos reímos toda la noche. Me di cuenta que le gustaba más lo que me había pedido yo, y dejé que me robara a gusto. La cena fue completamente íntima y sincera. Después, un tanto borrachos, fuimos a tomar un helado y, entre risas, una nena nos gritó algo y nos pidió un poco de helado, yo le terminé regalando lo que quedaba del mío. Entramos al cine, fuimos a ver París. Él se durmió en mi hombro, yo lo miré, respiré y supe que ya no había vuelta atrás.

Esa noche me di cuenta de que con él era diferente. Por primera vez en muchos años tuve ganas de empezar algo. Me sentí feliz. Tenía en frente a una persona que no me paraba de sorprender y que desde el principio me supo mirar. No podía creer la manera en que me llevaba a hacer cosas que me encantaban sin siquiera conocerme, como si me leyera la mente. Mejor aún, desde el principio me enseñó cosas que ni sabía que me gustaban.

Volvimos escuchando música y charlando. Nos entendíamos extrañamente bien. Pero de repente tuve miedo.

Me enamoré dos veces en mi vida. Esa noche fue la segunda.