lunes, 1 de noviembre de 2010

SOMOS LO QUE PENSAMOS


Citando un pensamiento del libro que estoy leyendo:

“La mente humana puede balancearse frenéticamente por los confines del tiempo, abordando docenas de ideas por minuto sin control ni disciplina alguna. Esto en si no supone necesariamente un problema; el problema es el estado de animo que acompaña el pensamiento. Las ideas alegres me ponen de buen humor, pero de golpe vuelvo a la preocupación obsesiva y estropeo el asunto; y entonces recuerdo un momento de indignación y me vuelvo a acalorar y enojar; pero entonces mi mente decide que es buen momento para compadecerse y entonces me siento sola otra vez. Al fin y al cabo, somos lo que pensamos. Los sentimientos son esclavos de los pensamientos y uno es esclavo de sus sentimientos.
El otro inconveniente es que nunca estás donde estás. Siempre estás escarbando en el pasado o metiendo las narices en el futuro, pero sin detenerte en un momento concreto.”

Elizabeth Gilbert hace referencia al momento en que una amiga le dice: que lindo que es este lugar, quiero volver alguna vez! Cuando en realidad está ahí, en ese lugar que tanto le gusta, en ese preciso momento. Pero lo importante para ella no es estar ahí, sino volver.

La mente vuela, viaja y es difícil frenarla. Muchas veces somos incapaces de disfrutar el momento que nos toca vivir, y tendemos a querer adelantar el tiempo. Si pudiéramos, haríamos un fast forward sin dudar, y nos saltearíamos etapas. Etapas que son necesarias, y aunque puedan parecer difíciles, nos suman experiencias y seguramente nos dejan una marca. Otras veces pasamos horas llorando nostálgicamente cada recuerdo, sin poder desprendernos del pasado y viviéndolo como si fuera lo único que nos queda.

Razonamos casi obsesivamente cada situación. Dejamos que las contras inunden nuestro estado de ánimo y no nos dejen vivir el presente. Nos aferramos a lugares, momentos y personas. Cuando en realidad, la sensación que nos deja un lugar está determinada por el momento en que lo visitamos, y ese momento esté definido por ciertas circunstancias y personas que lo completan, y esa persona que hoy te quiere y te genera placer, es probable que mañana no esté más en tu vida.

Cada situación está ligada a miles de detalles únicos e irrepetibles, y probablemente lo que hoy te genere satisfacción, en un futuro te resulte indiferente. La única constante es el cambio, afirmaba Heráclito. Por eso es importante aprovechar el día a día y tratar de desligarnos de los pensamientos cíclicos, sin sentido, que nos deprimen, y logran matar el momento. Porque lo que pasó ayer, quedó guardado en la memoria, y lo que va a pasar mañana es completamente impredecible.

Se nos va la vida pensando, analizando, temiendo y midiendo las consecuencias de cada cosa que hacemos o dejamos de hacer. Deberíamos desprendernos de esos pensamientos que esclavizan nuestros sentimientos y que a su vez nos terminan atando. Desprendernos de esos pensamientos que a veces nos deprimen, nos complican, nos enroscan y logran que nos terminemos olvidando de lo más simple e importante, que es vivir y seguir avanzando.

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