QUE DIVINO!

Me causan mucha gracia los comentarios que le siguen a una ruptura.

Cuando estás con alguien todos te sonríen, te escuchan y no emiten opiniones al respecto, más allá de algún: “que divino!” poco comprometedor. Pero cuando cortás, de repente todos tenían algo que decir al respecto…

Nunca falta el amigo que te dice:
- Ay la verdad que ese flaco tenía una cara de boludo terrible, era obvio que no te iba a durar.
- Nunca me gustó para vos.
- Para mí que estaba con otra. (innecesario).

O la amiga que te dice:
- Vos te merecés alguien mucho más lindo!
- Era super amargo.
- Tenía una mirada traicionera.
- Siempre sentí que escondía algo. (whaaat? Y no me lo dijiste?)
- Yo sabía desde el principio que no iba a funcionar. Había señales claras.

Ehhh… gracias, en serio, gracias… porqué no me evitaron todos los problemas y me lo dijeron en un primer momento, en vez de mirarme con cara de póker cuando hablaba de él?

Cuando mi amiga Catherine cortó con su novio después de 7 años, nos preguntó qué pensábamos de él. Todas nos miramos asustadas y confundidas, no sabíamos si decir la verdad, o sostener el silencio constante en el que habíamos encontrado un cierto equilibrio durante todo este tiempo.

Decidimos hablar: “la verdad que nos parecía un recontrapelotudo! Qué suerte que se terminó!” Ella no podía creer cómo pudimos mantener esa mentira.

Es prácticamente imposible responder con la verdad absoluta cuando te piden una opinión sobre la actual pareja de un amigo/a. Si sos honesto y le decís algo que no quiere escuchar, probablemente su pareja te desaparezca del mapa sin que nadie se de cuenta, y si optás por un “que divino”, cuando corta, terminás siendo un hdp por no haberle avisado a tiempo.

Yo, soy partidaria del sincericidio… siempre. Doy expresa y pública autorización a todos mis amigos, para que, en caso de que no los escuche cuando me den su opinión respecto de futuras parejas, me noqueen a gusto hasta lograr el objetivo.