SOLTERÍA: TE AMO

Sé que puede resultar sospechoso, más viniendo de alguien como yo. Puede sonar a excusa. Pero no, se los juro, así de cliché como suena, nunca estuve tan bien.

Casi toda mi vida renegué de mi soltería. La pasaba mal los domingos a la tarde, o cuando mis amigas “casadas” se volvían a las tres de la mañana con sus novios y yo siempre era del grupito de los que nos volvíamos juntos a desayunar a algún lado.

Me ponía feliz cuando mis amigas se ponían de novias pero, al mismo tiempo, sentía un poquito de envidia porque no era a mí a la que le pasaba, y, además, sentía que a las amigas con novio se las pierde un poquito.

Ojo! No quiere decir que me hubiera puesto de novia con cualquiera con tal de matar a la soltería. No no no. Lo que siempre quise fue que me tocara a mí engancharme, no conformarme con el título de “novia” o con un status de Facebook.

Hasta que de repente, o no tan de repente (estas cosas se aprenden con el tiempo y con la calle y el camino recorrido), dejé de odiar los domingos. Dejé de pedir un novio con quien quedarme viendo películas los días de lluvia o a quien abrazar cuando hace frío. Dejé de maldecir los mensajes que nunca llegaban y empecé a valorar todo lo que siempre dije que valoraba pero, en realidad, nunca lo había hecho.

Y ni siquiera hablo del hecho de poder estar con quien quiera sin tener que dar explicaciones, hablo de cosas mucho más básicas. Hoy por hoy disfruto llegar a casa los días de semana y tirarme a ver la tele comiendo chocolates en lugar de tener que ponerme linda para salir con alguien. Me alivia no estar esperando ningún mensaje ni ningún llamado. No tengo a alguien en msn que espero que me hable y me pongo triste si no lo hace. Son cosas que siempre tuve pero que nunca disfruté, todo lo contrario.

Obvio que el día que llegue alguien por quien valga la pena resignar todo eso, lo voy a hacer feliz! Daré explicaciones, dejaré de estar con quien se me de la gana, resignaré cosas por el otro. Pero, mientras tanto, disfruto de la soltería (que no implica “soledad”) más que nunca. Mis amigas son como mis novias, las vueltas a la madrugada a desayunar con los chicos son lo más divertido que tengo y, por fin, puedo decir que estoy “solterita y sin apuros”.