sábado, 2 de enero de 2010
DON’T FUCKING MESS WITH MY HEAD
Odio que tengas un imán. Odio haber deseado que volvieras todas las noches durante meses, y que tu ser inoportuno aparezca cuando estoy bien, con alguien más. Odio haber pasado quinientos días pensando en vos cuando estaba claro que no somos el uno para el otro. Odio haber especulado por horas y horas con mis amigas sobre nosotros, cuando siempre fuimos vos y yo por separado. Odio haber prestado atención a tus detalles y no haberme dado cuenta que sos lo que mostrás, y que no hay nada más allá. Todo lo demás estaba en mi imaginación y sólo eran deseos. Odio que no me valores y no te importe que me pase. Odio que nunca me entiendas y no entenderte. Odio esa distancia que siempre hubo entre los dos, y todas esas barreras que nunca pudimos cruzar. Odio que me pongas nerviosa cuando hablo y que te rías de lo que no se. Odio nuestros finales abiertos, porque yo los quiero cerrar. Odio haberme dado cuenta tarde que sos perjudicial para la salud. Odio que me digas loca cuando el único raro acá sos vos. Odio como soy cuando estoy con vos, y como sos vos cuando estás conmigo. Odio que todo lo que haces esté calculado y que busques todos momentos de película para impresionarme. Me odio un poco por haber estado confundida por tanto tiempo. Y me odio más aún porque en el fondo me importa lo suficiente como para estar escribiendo todo esto.
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