viernes, 19 de noviembre de 2010

LAS 5 MEJORES CITAS (#3)

Una vez un chico me llevó a cenar al teatro ciego.

La cosa es más o menos así. Entrás en un lugar en donde está todo oscuro y te hacen esperar un rato hasta que llega tu turno. Un hombre te viene a buscar, te pide que apagues el celular, que escondas los relojes y que guardes todo lo que pueda generar algo de luz.

Se arma una fila para que el hombre te guíe hasta la mesa. Entramos todos agarrados formando un trencito y pasamos a un lugar en donde no se ve nada de nada. Literalmente no se ve nada. El lugar estaba en completa oscuridad.

Se frena en la mesa que corresponde y nos empieza a ubicar uno por uno, explicando en dónde está el plato, el vaso, la panera y en qué consiste el show y la cena.

De repente te encontrás en una mesa, sentado con desconocidos, a quienes solo podés conocer a través de la voz. Nos presentamos entre todos y empezamos a comer. Al principio me costó entender en dónde estaba cada cosa y entrar en confianza con el lugar y la situación. Era todo súper raro.

Rato después empieza el espectáculo. Es una mezcla de música, olores, sabores y como se come con la mano, el tacto no queda afuera.

La experiencia es muy genial. Usás todos tus sentidos menos la vista, y en un determinado momento perdés la noción y no te das cuenta si tus ojos están abiertos o cerrados. De repente empezás a ubicarte cada vez un poco mejor, y a imaginar como podría llegar a ser el lugar y las personas con quienes compartís la mesa.

El show termina y minutos después se prenden las luces. Todo se vuelve real. Mi imaginación no estaba ni cerca de cómo era todo en verdad.

Esta cita, por original, se lleva el puesto número 3.

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